viernes, 27 de junio de 2008

Desde Entre Rios

APUNTES PARA UN DEBATE NECESARIO

¿HACIA DONDE VAMOS?

Los últimos acontecimientos han modificado sustancialmente el mapa político de la Argentina y, en particular, de nuestra provincia, sin que sea posible advertir, por el momento, cual será la nueva configuración que se abrirá en esta etapa.
Mas allá del resultado final de la confrontación entre la Mesa de Enlace agropecuaria y el gobierno Kichner, es indudable que el costo político del gobierno ha sido altísimo y que ha volcado masivamente a los sectores medios de la sociedad a una actitud francamente opositora y sin posibilidades, al menos por ahora, de que sea recuperada como apoyatura de su política.
Lamentablemente, esta pérdida de consenso en los sectores medios se produce, no por las carencias y limitaciones a la hora de afrontar los problemas estructurales de nuestro país por parte del gobierno, sino precisamente por plantear una política –el de las retenciones móviles-, que a nuestros ojos, es básicamente correcta.
Esta realidad pone al desnudo la ausencia de una política de construcción social que abarque toda la diversidad de posiciones progresistas que existen en la sociedad y que se sientan expresadas a través de políticas concretas.
La política de DD.HH., la modificación de la Corte Suprema y el nuevo alineamiento internacional privilegiando la relación con el MERCOSUR en vez de las relaciones carnales con EE.UU., no alcanzaron para ganar las simpatías de sectores que se escandalizan con la presencia de D Elías, los Fernández, De Vido, etc., la continuidad de los grandes negocios como el tren bala, el petróleo, la minería y el mantenimiento de altos niveles de corrupción.

¿Quién gana y quien pierde?

Hablando en términos políticos e independientemente del resultado final de este conflicto, decíamos, el gobierno ha perdido fuertemente el consenso alcanzado apenas seis meses atrás.
Ahora bien: ¿hacia donde se va esa franja social que hoy reniega del gobierno? Radicales, socialistas, aristas y macristas, es decir todos los sectores políticos que se subieron con un gran sentido de la oportunidad, a la ola del conflicto, sueñan con ser los depositarios de las expectativas que surgen de este disconformismo social.
A su vez, la historia argentina nos muestra una y otra vez que el peronismo siempre recrea en su seno su propio recambio. Así Duhalde apareció como recambio de Menem, Kichner de Menem y Duhalde, pese a que habían sido parte del riñón de la construcción que los precedía.
En este momento sucede lo mismo. A simple vista, el reagrupamiento de los sectores mas derechistas y conservadores del Pejotismo, liderados por Duhalde, Schiaretti, De la Sota , Reutemann y Busti, a los que bien podrían sumarse Rodríguez Saa y por que no, Menem, comienzan a construir el recambio.
El resto de las fuerzas que expresan a la derecha y centro derecha no están en condiciones ni de capitalizar este descontento ni de lograr conformar un polo que los aglutine en torno a posibilidades reales de gobernabilidad, por lo que, en la mayoría de los casos, no hacen mas que condimentar un plato que comerán otros.
Esta situación deviene naturalmente del carácter de la protesta agropecuaria y del contenido conservador y reaccionario de la misma. Aquellos, que, “por izquierda” pretenden ver en esta crisis un avance hacia cambios progresistas o revolucionarios, están obviando el contenido de clase de la misma.
Es decir, esta crisis, aun cuando el gobierno logre mantener su propuesta de retenciones móviles en torno a los índices originales, se resuelve con un fortalecimiento de los sectores más peligrosos de la derecha que son aquellos con posibilidades reales de consolidar sus posiciones en una contienda electoral, es decir el “duhaldismo” por sintetizar en un nombre.
En conclusión, el fracaso o la derrota política del kichnerismo abren las puertas para un nuevo retroceso político.
En nuestra provincia, es volver a Busti, mal que les pese a radicales, socialistas y otras fuerzas que apuestan todo al desgaste del gobierno.
De todo esto no debe inferirse que, por lo tanto, es necesario apoyar al gobierno. Por el contrario, hace más imprescindible que nunca la construcción de una fuerza que sea capaz de apropiarse de todos los elementos positivos que introdujo en el escenario político el gobierno de Kichner y proyectarlo hacia posiciones verdaderamente progresistas.
Cuando hablo de elementos positivos me refiero a la cantidad de conceptos que volvieron a valorizarse en el marco de la militancia mas comprometida por los cambios sociales, es decir, la recuperación de la POLITICA como factor de cambio. Por ejemplo, derechos humanos, distribución de la riqueza, justicia social, latinoamericanismo, anti-imperialismo, etc. volvieron a ser conceptos que integran la discusión política de nuestro país, frente al país del “no pasa nada” del menemismo y el delarruismo.
Es necesario impedir que este enriquecimiento del debate político corra el mismo destino del kichnerismo. Hay que integrarlo en una propuesta superadora que tome estos elementos como piso de una nueva propuesta.
Desde la militancia verdaderamente honesta del kichnerismo podrá decirse que la propuesta no esta derrotada. Insisto, aun cuando logre doblegar la protesta agraria, el desgaste sufrido ha sido inmenso y se pagara en las urnas. Siempre queda la posibilidad del kichnerismo de intentar reconstruir un armado político y social que le de sustento a una política de cambios realmente estructurales, pero la realidad muestra que no es en esa dirección en la que se mueve el gobierno, no existe ni la voluntad ni la convicción ideológica de hacerlo.
En este escenario que describo, la realidad de nuestra provincia nos conduce nuevamente a una falsa opción: Busti o Urribarri, o lo que vendría a ser, en términos nacionales: Duhalde o Kichner.
Esto ya es conocido. Lo fue en la interna abierta entre Menem, Kichner y Rodríguez Saa en el 2003 o en la farsa Uribarri vs. Solanas en el 2007.
Como las próximas elecciones serán de diputados nacionales, esta falsa opción va a estar mediatizada en términos de: diputados leales a Kichner con Urribarri y leales a Busti-Duhalde.
La otra posible opción seguramente será una alianza de radicales y socialistas con la bendición de Carrio, con un innegable tufillo a “ la Alianza ”.

¿Que hacer?

Quienes pretendemos avanzar hacia posiciones mas progresistas, de mayor equidad social, de justa redistribución de la riqueza, de una verdadera transparencia en la acción del Estado, de un mayor acercamiento a Latinoamérica y una profundización de la política de Derechos Humanos que contemple también las injusticias del presente, no podemos quedar entrampados en estas falsas opciones. Deberíamos realizar todos los esfuerzos necesarios para lograr estructurar una propuesta que sea superadora de estos falsos enfrentamientos y que nos permitiera avanzar como sociedad en su conjunto.
PROYECTO SUR esta en condiciones de ser el ámbito adecuado para que las posiciones verdaderamente progresistas de la sociedad logren articular una propuesta de este tipo.
Para ello es necesario superar prejuicios y temores y estar dispuestos realmente a realizar, como permanentemente lo señala Pino Solanas, una verdadera “patriada”.
Prejuicios de aquellos sectores sociales que se alarman ante la presencia de grupos provenientes del peronismo o de cualquier reivindicación de alguna política del kichnerismo, considerándolo, sin más, como una adhesión al actual gobierno.
Temores de aquellos sectores que, convencidos de la necesidad de efectuar cambios más profundos en la sociedad, no se animan a definirse por una alternativa distinta, por miedo a estar haciéndole el juego a sectores más reaccionarios o por meras especulaciones electorales.
PROYECTO SUR es apenas un esbozo en nuestra Provincia. No obstante, su propuesta nacional y la figura de Pino Solanas, incuestionable para el conjunto de sectores progresistas que podrían confluir en este espacio, lo pone en condiciones de ser el posible “continente” de todos los afluentes populares. Sin pretensiones hegemónicas ni aparatistas. Con la generosidad y la grandeza que requiere esta coyuntura histórica, precisa de la voluntad, la convicción y la participación activa de los miles de entrerrianos que sueñan con un futuro mejor para nuestra Provincia, derrotando el pesimismo y el colonialismo mental del “no se puede”.
Este es el desafío. Y a esto debemos convocarnos.


Darío Olivera
darioli@hotmail.com

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